El inmenso mar en el que todos nadamos, de donde venimos y hacia donde vamos puede ahogar a algunos
por no estar preparado para sumergirse en sus aguas, el ego no siempre nos deja hondar en lo que este planeta tiene para ofrecer. Es por esto que muchos le suelen escapar a un conexión superior y deciden quedarse en las superficialidades de la existencia humana.
Neptuno nos inspira con la música y la poesía, nos hace soñar, explorar otras posibilidades, nos lleva hacia el profundo mar, nos muestra la sanación cuando logramos ir a la fuente del problema y nos hace ver que siempre hay una fuente a la que volver, pero esto puede provocar miedo porque tenemos el fuego de nuestro ser que nos invita a la acción, a defendernos para sobrevivir, a adoptar un carácter y ser un individuo aparte, debemos poner los pies en la tierra porque somos terrenales, vivimos en la materia y la necesitamos, y además tenemos una mente, el aire que sopla en nuestros cerebros y nos permite crear así también como analizar los sucesos con la información que poseemos, y si nos paramos desde el lugar del fuego y de la tierra nuestra mente trabaja con eso.
Somos, en mayor o menor medida, estos cuatro elementos. Algunas personas carecen de alguno de ellos pero en algún lugar siempre están. Conviviendo con ello, tanto nos arraigamos a este mundo y a lo que en él sembramos que nos puede aterrar lo que debemos resignar, es por esto que Neptuno no siempre es visto como una bendición y muchos prefieren correr lejos de él.
Por eso hoy te pregunto a vos si te estás escapando, si le das la espalda o seguís a esa voz interior que te dice que hay más allá, si negás o aceptás la conexión superior, si te sentís parte o preferís estar afuera. Quizás es más sencillo notar esta cuestión con las actividades que realizamos día a día: actos cotidianos como mirar televisión, pasar tiempo en internet, trabajar o dormir realizados en exceso denotan que deseamos huir. Es muy probable que pienses que no hacés nada en exceso pero si observás tu comportamiento diariamente quizás tu parecer cambie.
Contás con un potencial que te conecta con la mente superior pero podés no despertarlo y rendirte ante los escapismos, es decir, poner resistencia ante lo inevitable. Una y otra vez tendrás que enfrentarte con las crisis, los vacíos, las muertes y los nacimientos, ciclos sin salida, porque no hay escapatoria, por más que te aferres a la materia Neptuno te encontrará y te arrastrará hacia sus mares, de vos depende
si nadar apaciblemente o luchar contra la corriente.
Neptuno y Piscis nos traen de regreso, nos muestran el camino a casa, nos conectan con las emociones de otros y nos dicen que no son tan ajenas como creemos, nos toman y nos conducen hacia el mar infinito de la vida para que nos bañemos en él. Pero eso sí, el peligro siempre está, no siempre se sabe nadar y por ello hay que ir con cautela. La invitación es a conectarnos con los otros desde el alma pero sin intoxicarnos, a descubrir los secretos más profundos pero viviendo en el amor, tanto hacia otros como a uno mismo. Recordemos que son el arquetipo del sacrificio, que puede representar al que se desvive por los demás o al que se victimiza ante lo que acontece, a la vida entonces le pueden faltar colores con su influencia y el nativo comienza a escapar (puede ser con drogas, alcohol o inclusive perder sus facultades mentales). Es importante marcar este límite para que puedan comprenderse las fronteras de Neptuno y la importancia de saber administrarlas.
No todos tenemos los mismos objetivos y misiones ni la misma influencia de Neptuno y Piscis, para quienes poseen mucha influencia el reto es mayor, pero para los que no, cabe de todas maneras la pregunta: ¿Te estás escapando?
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