La modalidad cardinal empieza con Aries y el espíritu de lucha y acción, la primera chispa divina que
todo lo pone en marcha, pero Aries no piensa, solo actúa. Luego, con Cáncer, se hace una pausa para
reflexionar, se sabe que se debe seguir avanzando pero que esto no es posible sin
saber quién se es, sin formar una consciencia, tomar fragmentos del exterior y
crear el yo interno, por eso Cáncer es el inicio del mundo interno, luego de un
trabajo de meditación y reflexión. Ya con Libra,
la acción va de la mano de los demás, porque es un signo social, y se comienza
a hacer para los demás, a trabajar para la sociedad, no solo para uno mismo.
Libra representa el equilibrio, pero a veces se sobrepasa el “no yo” y se
olvida de “yo”, por lo que se complementa con Aries, porque somos dar y
recibir. Por último, está el signo de Capricornio,
el que debe trabajar duro para que todo esto se active, y el que otorga un
factor muy importante, el del tiempo. A veces se nos olvida la importancia del
tiempo y queremos todo “a lo Aries”, en el momento, pero una evolución sin
etapas podría traer graves consecuencias por no estar preparado para ello. El
maestro de karma nos enseña que todo lleva su tiempo, por más cardinal que se
sea.
La modalidad fija, por su parte, comienza con Tauro, con la sujeción a ideas,
tradiciones, costumbres que no se quieren soltar porque brindan comodidad y
seguridad. Luego sigue Leo con una
idea formada de lo que se es, y con deseos de brillar continuamente por eso que
tiene y de lo que desea presumir, y todo es más placentero mientras pueda
mostrar su esencia. Los cambios también lo aterran porque entonces no sabría lo
que es y sentiría que carecería de motivos para ser amado, no tendría nada
especial que fuera fijo. Pero ya con Escorpio,
el segundo signo fijo, esto se modifica, el terremoto escorpiano barre con lo
que no sirve para crear una revolución que puede ser tan destructiva como constructiva.
Escorpio es terror para Tauro porque lo lleva a lugares a los que no quiere ir,
a buscar lo reprimido y enfrentarlo, a mirar a la vida a la cara y ver el todo,
no solo el lado que le gusta; por eso se oponen. Tauro desea sensualidad y
placer, pero Escorpio quiere la sublimación del sexo, no es placer por placer,
es la posibilidad de sentir la grandeza dentro de sí, fusionarse con parte de
la creación para traspasar las fronteras del yo. Con Tauro el sexo se disfruta
pero con Escorpio se vive con verdadera pasión, porque va más allá del cuerpo,
algo muy propio de ese signo. Y también representa un terror para el orgulloso
Leo porque lo enfrenta con su “parte fea”, por lo que forman aspecto de
cuadratura. Por último, el tercer signo fijo es Acuario, que recoge lo que se sembró con Escorpio para elevarlo aún
más y mostrarle a la humanidad lo que se aprendió, para que todos puedan ver
más allá de sus ojos. Acuario quiere liberarse del encierro y hablarles a todos
de la libertad, de lo que podría lograrse si fuéramos conscientes de que somos
más que un cuerpo, algo que viene desde Escorpio y la búsqueda de lo oculto.
La última modalidad es la mutable, la del cambio y la
adaptabilidad. Empieza con Géminis,
el signo de la comunicación y la dualidad. Géminis necesita adaptarse a cosas
nuevas porque está regido por Mercurio, el planeta de la comunicación y el
intelecto, por lo que está en intercambio y aprendizaje constante. A este signo
le gustan las nuevas experiencias y aprender un poco de todo, pero es bastante
inestable. El segundo signo mutable es Virgo,
que viene a transmutar esa energía con dolor, porque es un signo femenino y de
tierra. Virgo nos enseña que no se puede vivir en el aire geminiano, que
tenemos responsabilidades que afrontar, trabajo que hacer, un cuerpo que
cuidar. A pesar de ser mutable y estar regido también por Mercurio, la mente
virginiana es bastante cerrada, y su excesivo pensamiento siempre termina
reafirmando las mismas ideas, o considera los puntos de vistas ajenos pero
siempre dentro de un marco bastante estrecho. Virgo es servicio pero le cuesta
arriesgarse, su foco está puesto en la materia, le da sentido práctico a
Géminis pero no va más allá. Con Sagitario
la mente se expande, los marcos se amplían y hay más oportunidades, por eso lo
rige Júpiter. Este signo da un vuelco en la modalidad y empieza a buscar la
verdad, no solo la que pudo tomar Géminis recopilando información, ni la que
organizó y sobre la que reflexionó Virgo, si no más verdad, verdades que
escapan a la mente humana, por eso es la mente superior. Con Sagitario tenemos
la posibilidad de ensanchar nuestros horizontes humanos y abrirnos a
posibilidades que van más allá de lo físico, es el último signo de fuego, la
chispa del ser que tuvo su evolución y ahora quiere irradiar ese fuego hacia
toda la humanidad. Por último, Piscis,
vuelve a recibir todo lo que se trabajó anteriormente pero de manera más
sacrificada, mucho más que Virgo, porque sobre él se encuentra el peso de toda
la humanidad. Virgo es el cuerpo físico y Piscis el espiritual, donde Virgo ve
razón, Piscis ve sentimientos. Virgo es el pensamiento lógico y Piscis el
intuitivo. Por todo eso y más se encuentran opuestos. La carga de Piscis es la
de la humanidad entera, porque es el último de todos. Por lo tanto, toma los
dolores para transmutarlos, es el encargado de que se vuelva hacia la fuente,
por eso duele tanto, porque es el cambio más difícil de hacer, +el de renunciar
a todo. Luego de tanto trabajo y evolución, cuesta abandonar todo y regresar,
comprender que ya aprendimos lo suficiente, fundirnos en el amor incondicional
y simplemente sanar. Muchas veces nos encerramos en otras energías, nos
apegamos a las bajezas de este mundo para no ir más allá, no queremos ver, nos
cegamos, y cuanto más reacios estamos, más duele la lección de Piscis.
Noelia Soledad Russo.
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